Viajar al espacio a la velocidad de la luz es un anhelo perseguido por científicos de todo el mundo que sueñan con presenciar la conquista del espacio por parte de la humanidad. Hasta el momento, nadie ha logrado superar muchos de los obstáculos que implican alcanzar esa velocidad lumínica.
El principio de la relatividad, planteado por Albert Einstein, presenta uno de los mayores desafíos, ya que según esta teoría, nada puede superar la velocidad de la luz. En este contexto, emerge el nombre de Miguel Alcubierre, un físico mexicano que afirma haber encontrado una solución al enigma, inspirándose en la icónica serie de Star Trek.
En 1994, Miguel Alcubierre publicó en la revista científica Classical and Quantum Gravity una teoría que propone una manera de viajar en el espacio-tiempo sin que la relatividad sea un obstáculo.
La velocidad de la luz, con un valor aproximado de 299,792,458 metros por segundo, representa la velocidad máxima a la que la información puede viajar en el universo, según la teoría de la relatividad especial de Albert Einstein. Aunque algunos expertos sugieren que ya es posible y que se cuenta con la tecnología para viajar a velocidades inimaginables, aún persisten desafíos fundamentales de la física que deben resolverse.
El científico mexicano Miguel Alcubierre propone una solución denominada ‘Motor Warp’, un dispositivo que, en lugar de desplazar un objeto a altas velocidades, deforma el espacio-tiempo a su alrededor.
Este concepto implica el desplazamiento por curvatura o impulso de distorsión. Según la teoría de Alcubierre, se crearía una burbuja alrededor de la nave, generando distorsiones en el tejido espacio-temporal. Esto permitiría «surcar las olas» del cosmos.
La propuesta de Alcubierre se basa en la creación de una ‘Burbuja de Deformación Plana’, una estructura que permanecería estable entre dos distorsiones espacio-temporales. Este proceso se asemejaría a mover una alfombra para acercar un objeto sin desplazarse uno mismo.
En este contexto, la nave no sería el vehículo en sí, sino la burbuja, que acercaría el universo a la nave, alterando la percepción del movimiento.
A pesar de estas ideas fascinantes, llevar esta teoría a la práctica enfrenta desafíos monumentales. Se requerirían cantidades enormes de energía, cuya producción actualmente resulta imposible para los seres humanos.