Tras las acusaciones de Donald Trump de que el gobierno de México está aliado con el narcotráfico, la presidenta Claudia Sheinbaum finalmente rompió el silencio y calificó las declaraciones del expresidente estadounidense como una “calumnia contra México”. Sin embargo, su respuesta se limitó a la descalificación de los dichos de Trump sin presentar una estrategia concreta para enfrentar los aranceles del 25% impuestos a los productos mexicanos.
Si bien Sheinbaum negó categóricamente cualquier vínculo de su administración con el crimen organizado, evitó entrar en detalles sobre las acciones que tomará su gobierno ante la crisis comercial. Mientras tanto, la incertidumbre sigue creciendo entre los sectores productivos del país, que exigen una postura más firme y medidas concretas para contrarrestar los efectos de los nuevos aranceles.
A diferencia de Canadá, que ya anunció una respuesta coordinada con su industria y una estrategia de represalias comerciales, México sigue en un limbo diplomático. La Secretaría de Economía apenas mencionó que “analiza” opciones, mientras que la Cancillería afirmó que buscará diálogo con Washington. Sin embargo, la falta de un plan sólido deja a México en desventaja frente a un Trump que ha dejado claro que su estrategia electoral incluirá ataques recurrentes contra el país.
La respuesta de Sheinbaum, aunque políticamente necesaria, parece insuficiente ante la magnitud del problema. No basta con negar y denunciar las calumnias de Trump; se requiere liderazgo y una estrategia clara para defender la economía mexicana. De lo contrario, México corre el riesgo de quedar atrapado en una guerra comercial sin preparación ni respuesta efectiva.