En la célebre obra de George Orwell, Rebelión en la Granja, los animales se levantan contra sus opresores humanos con la esperanza de instaurar una sociedad más justa. Sin embargo, con el tiempo, los cerdos, liderados por Napoleón, replican las mismas estructuras de dominación que prometieron erradicar, demostrando que el poder absoluto corrompe absolutamente.
Hoy, en el escenario internacional, observamos una narrativa similar. Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, ha impuesto aranceles significativos a sus principales socios comerciales, incluyendo a la Unión Europea y China. Esta medida ha desencadenado una reacción en cadena: las bolsas de Asia y Europa se desploman, y más de 50 países buscan desesperadamente negociar con la Casa Blanca para mitigar las tarifas impuestas.
En Rebelión en la Granja, los animales inicialmente se unieron bajo el lema “Todos los animales son iguales”. Pero, a medida que los cerdos consolidaban su poder, este principio se transformó en “Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros”. De manera análoga, en el ámbito global, las naciones predicaban la igualdad en el comercio, pero las recientes políticas proteccionistas de Estados Unidos sugieren que algunos países buscan ser “más iguales” que otros, imponiendo reglas que favorecen sus propios intereses a expensas de sus aliados.
México, en este contexto, enfrenta una encrucijada. Aunque no ha sido el blanco principal de estos nuevos aranceles, la volatilidad económica resultante y la incertidumbre en los mercados internacionales afectan directamente su economía. La lección de Orwell es clara: cuando el poder se centraliza y se manipulan las reglas en beneficio propio, los ideales de equidad y cooperación se desmoronan.
Es imperativo que México y otras naciones defiendan los principios de comercio justo y colaboración mutua. De lo contrario, corremos el riesgo de que la “granja global” se transforme en un escenario donde la ley del más fuerte prevalezca, y los ideales de igualdad y justicia queden relegados a simples consignas vacías.