Como versa aquella pegajosa canción de Flans, “hoy por ti, mañana por mí”, porque en la política mexicana, las lealtades no son cuestión de principios, sino de conveniencia y quienes lo entienden al dedillo, son los priistas.
Ahí los vimos, en vivo y a todo color, en la Cámara de Diputados, la versión beta de MORENA, o sea el PRI, resucitó su ADN más puro, ese que los llevó a perfeccionar el arte del pacto en lo oscurito. Esta vez, se trataba de salvarle el pellejo a Cuauhtémoc Blanco, quien enfrenta una gravísima acusación de violación contra su media hermana. Pero, oh sorpresa, los priistas votaron en bloque en contra de su desafuero. ¿Moral? ¿Justicia? No lo vaya usted a creer así, aquí lo que importa es la jugada a futuro.
Porque no fue un gol no fue en favor de Cuauhtémoc Blanco, sino un pase de asistencia para del líder tricolor, Alito “El Gánster” Moreno, quien sabe que más pronto que tarde le tocará su turno en la silla caliente, y cuando llegue el día, esperará el mismo “acto de solidaridad” de sus amigos en San Lázaro. Ya saben, la clásica: “Hoy te ayudo, pero cuando me caigan encima a mí, quiero verlos defenderme con la misma vehemencia”.
Es el PRI en su más pura esencia. El PRI de siempre. El PRI que se finge indignado en los discursos, pero a la hora de la verdad, opera con la misma lógica de autopreservación que los ha mantenido a flote desde el siglo pasado…. porque aquí no se trata de combatir la impunidad, sino de administrarla.
Así que no se sorprendan si en unos meses vemos a los mismos priistas que hoy se rasgan las vestiduras por la justicia, exigiendo “debido proceso” cuando a Alito le llegue su hora. Total, el pacto ya está sellado: hoy por ti, mañana por mí.
