La reciente liberación de Ernesto Fonseca Carrillo, alias “Don Neto”, cofundador del Cártel de Guadalajara, tras cumplir una condena de 40 años por el asesinato del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena, marca un hito en la historia del narcotráfico en México. 
Mientras “Don Neto” recupera su libertad a los 95 años, la cooperación entre México y Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico se intensifica. En febrero pasado, México extraditó a 29 líderes de cárteles, incluyendo a figuras prominentes como Rafael Caro Quintero, en un esfuerzo por frenar las presiones y aranceles impuestos por la administración de Donald Trump. 

Esta estrategia de extradiciones masivas busca desmantelar las estructuras del crimen organizado que operan a ambos lados de la frontera. Sin embargo, la liberación de “Don Neto” plantea interrogantes sobre la efectividad a largo plazo de estas acciones y la necesidad de fortalecer las instituciones judiciales y de seguridad en México. 
La colaboración binacional es esencial, pero debe ir acompañada de políticas integrales que aborden las causas profundas del narcotráfico y fortalezcan el estado de derecho en nuestro país. Solo así se podrá avanzar hacia una solución duradera en la lucha contra el crimen organizado.